REPARACIÓN DE LA IMAGEN DEL CRISTO CRUCIFICADO DE SANT BARTOMEU DE VALLDEMOSSA

julio 16, 2020 0 Comentarios


En el mes de octubre de 2019, la imagen del Cristo crucificado de la iglesia parroquial de Sant Bartomeu de Valldemosa entró en el Taller de restauración diocesano, tras caer desde su ubicación habitual e impactar contra el suelo.

Ese accidente provocó numerosos desperfectos en la imagen -rostro, ambos brazos, mano derecha y nudo del paño de pureza- así como en la cruz y ornamentaciones de plata.

En esta intervención ha sido necesaria la participación de diferentes técnicos especialistas, restauradores de arte, restaurador de mueble y orfebre.

Pep Hernández (réplica de la cruz), Antònia Reig (directora del TRBM), Xim Fernández(restauración ornamentación plata), y Fran Jaén, (restauración Cristo)

Debido al impacto, la cruz sufrió daños irreparables en el larguero vertical y teniendo en cuenta que se trata de una imagen procesional, se ha tenido que hacer una réplica de la anterior para asegurar su estabilidad.


La ornamentación de plata, también se vio afectada por la caída causando deformaciones y pérdidas, aunque padecía patologías anteriores.

 Antes y después de la intervención

La caída de la imagen desveló el deficiente estado de conservación del soporte, afectada por la acción de insectos xilófagos (carcoma común) que han mermado la resistencia física de ésta, en numerosos puntos.

Estado que presentaba la mano derecha después de la caída, 
desvelando la conservación deficiente del soporte.

También puso de relieve características históricas de la imagen que hubiesen permanecido ocultas. Así al fracturarse ambos brazos en la zona de los hombros quedó al descubierto un mecanismo que debía usarse en otro tiempo para dotar a los brazos de movimiento, lo que le convertía en un Cristo de descendimiento.

En el estudio preliminar de la obra fue imprescindible, teniendo en cuenta lo dañada que estaba su estructura, la toma de radiografías, para conocer el sistema constructivo, visualizar la dirección de la madera y ubicar los elementos metálicos. Ello facilitaría la posterior consolidación y refuerzo del soporte con la adhesión de los elementos rotos.

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También se realizaron una serie de catas de limpieza para visualizar los diferentes estratos de policromía que se fueron añadiendo en el tiempo. Así desde la observación directa, y con ayuda lentes macro y microscopía digital, se contabilizaron hasta tres capas pictóricas.

cata de limpieza

La restauración de la imagen se basó principalmente en dos fases, la consolidación estructural y la limpieza, que se fueron solapando para facilitar la intervención. 

Para realizar el refuerzo estructural fue de gran ayuda las radiografías de la imagen. Se localizaron así los clavos internos para sortearlos durante la inserción de espigas internas en el cosido de piezas. Durante la consolidación de brazos se hicieron varias pruebas con la cruz nueva, para ubicar exactamente la postura de éstos respecto al cuerpo de la imagen y a la cruz.


La retirada de la capa superficial de barniz oscurecido dejo al descubierto una policromía muy clara que contrastaba claramente con la imagen acostumbrada. Fue necesaria la aprobación de la feligresía para avanzar en esa intervención.


Siguieron las fases de reintegración de volúmenes con resinas, completando las faltas de soporte, en la unión de brazos, mano y nudo del paño; y con talla de madera en los dedos de la mano derecha.


Las fases de desinsectación, sentado de policromía, estucado de lagunas, reintegración pictórica/dorado y barnizados intermedios y finales completaron la intervención.

Antes y después de la intervención

Una vez restaurada la imagen, realizada la réplica de la cruz y realizada la limpieza completadas las ornamentaciones de plata, se procedió a su fijación en la cruz

A los cuatro puntos anteriores, manos, pies y espalda, se añadió un antiguo anclaje, en la zona del coxis, que se debía usar en la sujeción a otra cruz anterior. Los dos anclajes posteriores se reforzaron con la inserción de unas pletinas de hierro en la imagen, en las que se introduciría unas espigas de rosca a través de la cruz. De esta forma la sujeción de la imagen recae en la vertical aligerando el impacto en las manos.



Para asegurar su estabilidad en el momento de la procesión se han añadido dos barras de sujeción que van enroscadas en el larguero horizontal de la cruz.


También asegurando la estabilidad del conjunto y facilitando la manipulación en su ubicación ordinaria en la capilla que preside, se han insertado en la pared dos pletinas de hierro sobre las que se apoya la cruz en su larguero horizontal.

A día de hoy luce instalado en su cambril en la parroquia.



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