REHABILITACIÓN DEL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN BARTOLOMÉ DE ALARÓ
Se trata de un retablo casillero de pintura y escultura de 14 metros de altura que se construyó entre 1698 y 1715, siendo su principal característica, la utilización de la piedra como material constructivo.
La obra
Para ello combinaron cinco tipos calcáreos de colores diversos.
La obra
Para ello combinaron cinco tipos calcáreos de colores diversos.
ARQUITECTURA
Respecto a la imaginería, constituyen un grupo de 8 imágenes procedente de diferentes talleres y diferentes épocas. las esculturas de la Virgen de la Esperanza, San Roque y San Sebastián fueron reutilizadas de otros retablos del templo. Las imágenes de San Vicente de Paul y del beato Ramon Llull se incorporan en 1765 y son obra de Joan Muntaner. La escultura de San Bartolomé sustituyó durante el siglo XIX, el ostensorio que ocupaba la hornacina central del cuerpo inferior. Es probable que las dos únicas figuras coetáneas a la estructura arquitectónica sean los dos ángeles que aparecen sentados en el entablamento del ático.
ANGELES
SAN VICENTE DE PAUL, SAN BARTOLOMÉ Y BEATO RAMÓN LLULL
SAN SEBASTIÁN, VIRGEN DE LA ESPERANZA Y SAN ROQUE
El conjunto pictórico del retablo formado por 11 pinturas, tampoco se concibió con un programa unitario, si no que se añaden por motivos diversos, como las advocaciones del principal comitente, o las relacionadas con la localidad de Alaró, así como procedentes de las más populares en Mallorca.
El retablo ya fue sometido a un proceso de restauración en 1911 por el taller del escultor Sebastián Alcover. Ello queda patente en el reverso de la corona de San Sebastián.
La restauración
SAN JOAQUÍN, SAN BARTOLOMÉ Y SAN FELIPE NERI
SANTA EUFRASIA, SAN VICENTE FERRER Y SANTA BÁRBARA
¿SAN LORENZO? Y MARTIRIO DE SAN ERASMO
LLANTO DE SAN PEDRO, SALVADOR Y APARICIÓN VIRGEN DEL PILAR
El retablo ya fue sometido a un proceso de restauración en 1911 por el taller del escultor Sebastián Alcover. Ello queda patente en el reverso de la corona de San Sebastián.
La restauración
La intervención se ha dividido en las tres tipologías existentes en el retablo: la piedra, la pintura y la escultura.
Estructura arquitectónica
Estructura arquitectónica
El problema más importante detectado en la obra arquitectónica han sido las humedades que afectaban al zócalo. Las filtraciones de agua desde el subsuelo han deteriorado la solidez de los
materiales. Ante la imposibilidad de eliminar el origen de esta patología, se ha trabajado para ralentizar las consecuencias de las filtraciones y evitar, con trabajos periódicos de mantenimiento, un agravamiento en la descomposición de la piedra.
Las esculturas
Otra intervención importante sobre la obra arquitectónica ha consistido en paliar la tonalidad de la oxidación de los dorados de 1911 sobre adornos que en el siglo XVII eran de pan de oro.
Descartada la posibilidad de recuperar los originales, se han aplicado barnices acrílicos con pigmentos que aportan parte del brillo perdido. La intervención de un siglo atrás se ejecutó en el marco de una reforma y restauración general del templo.
También se han retirado la cera y el polvo acumulados. Las superficies pulidas, degradadas por alguna limpieza agresiva, se han mejorado con la aplicación de resina acrílica en bajas concentraciones.
Las esculturas
El conjunto escultórico lo forman seis piezas de talla y dos de tela encolada. En las esculturas se han hecho tareas de desinsectación de las maderas, fijación de policromía, consolidación
estructural, reintegración de volúmenes, limpieza, estucado de lagunas y reintegración pictórica.
La intervención de cada imagen ha tenido sus peculiaridades propias. Así nos encontramos por ejemplo en San Vicente de Paúl quien ha recuperado una mano extraviada y en San Bartolomé que vuelve a llevar en la mano derecha el cuchillo, símbolo de su martirio.
Las pinturas
Por otra parte, los trabajos han permitido descubrir detalles curiosos. En la talla de San Sebastián, en la intervención de 1911, se le agrandó el paño que lo cubre y se
retiró una flecha que le atravesaba el cuello. San Vicente de Paul y Ramón Llull, sufrieron recortes en los laterales para ajustarlas al espacio disponible.También el vestido de la imagen de San Roque fue mutilado para poderlo ubicar en la hornacina y se le recortó el cabello, tal vez por una cuestión de moda. Ahora se le ha incorporado otra vez el ángel y el perro asociados a su iconografía.
La talla de la Virgen de la Esperanza, de gran valor artístico, ha necesitado solamente una limpieza superficial gracias a que ya fue restaurada ahora hace casi dos décadas. En ese momento intercambió su ubicación con San Bartolomé. En la actual intervención, ambas imágenes han recuperado el lugar que ocupaban originariamente. Así el santo titular vuelve a presidir el retablo.
Las pinturas
Diez pinturas sobre tela y una tabla policromada se integran en los distintos órdenes del retablo. Todas ellas fueron trasladadas al taller diocesano para su restauración. Para ello se ha retirado la suciedad adherida y los barnices oxidados, se ha fijado la pintura, se han consolidado las telas y bastidores y se ha procedido a una reintegración pictórica con material reversible.
La limpieza de las pinturas ha permitido rectificar algunas identificaciones explicadas en un documento del siglo XIX. Donde entonces había una Santa Teresa, ahora ha aparecido una Santa Eufrasia.
En esta intervención la tabla policromada del sagrario ha experimentado un cambio radical. La escena representada experimentó un repintado contemporáneo. Después de efectuar varias pruebas de limpieza se descubrió que la policromía primitiva se mantenía en buen estado. Tras debatir con los técnicos implicados de las diferentes instituciones y con la propiedad se acordó retirar la pintura reciente y recuperar el aspecto original.
El resultado final de la rehabilitación:
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